jueves, 25 de enero de 2018

Tierra tragame o ¿Hola mundo?

Ayer me pasó algo bochornoso: ¡Envié por error un compartir al grupo de WhatsApp del trabajo!

¡Y era de esos en los que te Expones lo suficiente como para sentir una vergüenza extrema!

Intente darle al botón de "eliminar mensaje", pero mi smartphone llevaba una semana siendo más bien un "stupidphone", y tuve que enviarle mensajes a la administradora del grupo, que encima no contestaba, comencé a resetear de fabrica el terminal mientras se apoderaba de mi una ansiedad donde sonaba de fondo un tic-tac, tic- tac...

¡Ay Dios! ¿Por qué me tenia que pasar ese descuido tan bochornoso en el peor estado de mi teléfono? ¡Nunca me pesó nada igual antes!Joder, ¿Qué cantidad de personas viven en mi teléfono?

Se me pasaron mil cosas por la cabeza, desde: ¿Maldita tecnología, estamos vendidos? Recordé aquel capitulo "Nosedive" de la serie distópica Black Mirror , donde se criticaba a las redes sociales. ¡ Qué cosas más raras salen de mi mente en extrañas situaciones!

Me entraron ganas de desaparecer del planeta, sentí ganas de que me llamaran del trabajo y me dijeran: ¡Estas despedido! Quise salirme de todos los grupos y lanzar el móvil atado a una cuerda cual deportista olímpico supera su récord en lanzamiento de martillo.

Sin embargo, otra parte de mí, me decía:¡ Es hora de poner en practica lo aprendido! Me repetía: Siente la ansiedad, no la rechaces, no la niegues, más temprano que tarde esta situación será una de esas anécdotas que compartes con otros compañeros a la salida de una reunión de OA.

También me recordaba:¡ Ese eres Tú! ¡Ese eres Tú! Ese compartir te representa, está claro que está a mil malditas millas de no es ser el lugar, ni el momento más adecuados, pero ¡Eso es Autentico! Y lo autentico es valioso.

Sea, como sea, no deja de ser algo embarazoso, y tendré que convivir por algún tiempo con esa sensación de "desnudez"que me desplaza de la "seguridad y comodidad" de la mascara social.

Me quedan abiertas algunas preguntas, que hoy mi mente aún perturbada no logra comprender:

¿Debe"salir del armario" un comedor compulsivo y desvelar su enfermedad?
¿Hasta que punto es beneficioso? ¿Acaso las reuniones de OA y su "entorno controlado"  es una primera fase de la que pasar a una segunda fase de "completa aceptación y profunda fortaleza interior" a nivel también exterior?

¿Hasta que punto el "juego social" o el "rol"que interpretamos dificulta nuestro crecimiento y camino interior a la autenticidad? ¿Hasta que punto es una "protección" y hasta que punto te crees tu propio personaje de tanto interpretarlo?

¿Hasta que punto nos afecta "la critica exterior" incluso cuando sabemos "que todo juicio es una mera interpretación"? 




miércoles, 17 de enero de 2018

Aceptando la no aceptación

Las mentes compulsivas para hacerse "honor y causa" del impulso irracional exacerbado, suele buscar la paz, la serenidad interior, de manera cambien compulsiva.

Cuantas veces me he dicho eso de "tengo que encontrar el camino de la serenidad, ya, lo necesito".
O, "Dios que gordo estoy, tengo que ponerme a dieta inmediatamente, tengo que perder peso, pero ya". ¡Cuanta incoherencia! Esto seria como si alguien te dijera:"¡venga, se espontaneo!".

Y es que, cuando la contradicción llega a tu vida, no suele haber más resultado que "más  contradicción" aún si cabe.

Cuando acepto verdaderamente eso que "no aceptaba" antes, me libero. Como cuando acepté que era comedor compulsivo, adicto a ciertos alimentos y acepté que nunca voy a dejar de desear darme un atracón, caiga o no, finalmente.

¡Cuando deje de engañarme a mi mismo abrí la posibilidad de la recuperación!

Parece obvio, ahora, que hasta que no reconoces "un problema", no se puede encontrar una solución. Como dice esa frase: ¡Uno no se enamora de quien no conoce! Pues si no conoces el problema, o no quieres conocerlo, como vas a encontrar la solución.

Tampoco digo que porque acepte una situación, esta desaparezca. De ser así, yo hubiera dejado de ser comedor compulsivo. Pero reconozco que gracias a aceptarlo, he podido caminar por el camino de la recuperación, mejorando mi vida infinitamente.

Pero,  ¿Qué ocurre cuando soy consciente que no acepto "algo", ya sea en ese justo momento, o incluso tiempo después? Pues lo primero: ¡Aceptar la no aceptación en mí! Darme tiempo para digerir y profundizar en las "causas" que me hacen no lograr aceptarlo. Reconocerme y darme valor, pues sé que el solo hecho de querer llegar a la aceptación total del presente, es decir mucho y bueno.