Ayer comencé el día dirigiéndome hacia mi cuarto día de
abstinencia y al comienzo de la tarde las tentaciones fueron en crescendo, salí
del trabajo a las 20.00 h. y sabiendo que iba a estar solo en casa, las
tentaciones se multiplicaron, el nivel de ansiedad de disparo y empezaron a
rondarme esas ideas que solo un comedor compulsivo conoce.
Conseguí hacer a duras penas, lo que tenía pensado, que era
ir al gimnasio. Junto a este tengo la mala fortuna de tener un supermercado. También
conseguí no entrar e ir para casa cuando termine de hacer deporte. Pensaba que
el deporte me ayudaría, pero cuando la mente se pone a elucubrar tan
fuertemente, es difícil, aunque quiero pensar que tal vez hubiera sido peor sin
haberme cansado físicamente corriendo en la cinta.
Llegar a casa con las manos vacías ya fue todo un éxito.
Pero aun así, el atracón podía gestarse en cualquier momento con alimentos
menos compulsivos y menos apetecibles para mí.
Entre en el baño, ansioso e inquieto. Tenía hambre real pues
me había comido una manzada a las 18.00 y eran ya las 21.15. Pero también tenía
ansiedad. Estaba solo e iba estarlo pues mi compañero se marchó de vacaciones.
¡Yo quiero mi cuarto día abstinente! ¿Por qué me pasa esto
ahora? Parece ser que la idea de soledad otra vez encendía la chispa destina a
detonar mi compulsión.
En el baño, respiré hondo dentro de mis posibilidades. Me
observe por un instante con todos los pensamientos puestos en el futuro próximo
de cuando saliera del baño y fuera para cocina. Entonces me di cuenta, que no
estaba viviendo el momento presente sino tratando de huir otra vez hacia el
futuro, por medio de pensamiento que planean la compulsión.
¡Ey, estas aquí, en el cuarto de baño AHORA! Vuelve al
PRESENTE, vuelve al AHORA, respira aquí y Ahora. No huyas mentalmente. Físicamente
estas AHORA sentando en el baño pero mentalmente estas imaginándote dentro de
unos minutos en la cocina ansioso abriendo armarios, buscando escusas y pretextos
para un atracón. No estas mentalmente aquí.
Conseguí por volver mentalmente, parar por unos preciosos
instantes toda la rueda de pensamientos y me obligué a estar AQUÍ Y AHORA, de
cuerpo y mente. Hice varias respiraciones profundas y me di un baño caliente
disfrutando de él.
Cuando Salí, Salí mucho más calmado y enfocado, con muchísimo
menos ruido mental y tome las decisiones acertadas para la cena.
Fue algo mágico y nuevo. Luego llamé a una compañera y
charlamos un rato sobre lo sucedió.
Y así acabé el duro día abstinente de ayer.
Me di cuenta de cómo desde las 17:00 h. simples ideas y
pensamientos sueltos, se habían ido agrupando poco a poco, hasta casi lograr
mellar mi deseo de seguir abstinente y logrando quitarme la paz por unas horas.
¡ESTA ENFERMEDAD ES BRUTAL PENSE AYER MAS QUE NUNCA!
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