La obsesion por la comida compulsiva a vuelto con fuerza a mi vida. En estos dias, entiendo completamente a todos los adictos del planeta. Solo tengo que cambiar Obsesión por "la comida compulsiva" y poner la adiccion que quiera; cocaina, heroina, una persona (codependencia), alcohol, etc.
Y no, no es obsesion por la comida, NO. Es obsesión por la comida "compulsiva". Osea en mi caso, casi todo lo que tiene más de 350 calorias por 100 gramos; Pasteles, fritos, panaderia, helados, frutos secos, etc.
El resto de comida, aunque me guste y me nutra, no me "obsesiona". A mi cerebro, la comida sana, no le da ese chute de azucar que hace; que la nocion del tiempo desaparezca, los problemas se me olviden de una sentada y me entre tanto sopor que al final me acabe durmierdo, y todo esto, de un plumazo, o de atracón, mejor dicho.
Llevo cuatro dias como un jodido "yonki". Por mi mente, y por momentos que se viven muy intensos, no dejan de pasar imagenes de "comida compulsiva", robandome la serenidad y la claridad de la mente para otras cosas. Anoche despues de haberle "hurtado" a mi tia de su nevera un trocito de "comida compulsiva", llegue a entrar en un bazar de alimentacion chino con la idea de comprar algun compulsivo, pero me salí, ¡Ni sé como! Al rato pase premeditadamente en frente de una heladeria cerca de casa, pero segui hacia adelante ¡Suerte que no me gusten tanto ese tipo de helados sin trocitos que tienen!
Es curioso, la obsesión es más intensa cuanto más te niegas a caer en la tentacion. Toda mi vida, estuve comprando comida compulsiva en el momento que me apetecia, y claro, al no privarme, no pasaba por estos episodios de obsesión.
Es lo mismo que le pasa al fumador, nada más le vienen pensamientos de fumar, se enciende un cigarro y no llega ni siquiera a notar la obsesión que hay detrás. Pero cuando intenta dejarlo, es cuando se obsesiona más con el cigarro, por eso les cuesta tanto dejarlo ¡ Es duro vivir dia a dia con tanta obsesion! Uno llega a pensar erroneamente: ¡ Para vivir obsesionado con el cigarro, prefiero volver a fumar que tiene muchas cosas malas pero al menos tengo la mente serena y despejada!
Es el gran problema de las adicciones, que te reciben con los brazos abiertos, pero te los cierran cuando te quieres ir.
Es duro ser un adicto y sentirte, tantas veces, atrapado en tu propia mente, sin poder elegir que pensamientos nacen en tu cabeza.
Sé porque dejé el tabaco hace ocho años y medio, que detrás de todo ese desierto lleno de tentaciones para que vuelva atrás, hay un gran premio: LA LIBERTAD.
Pero tengo el deseo de vivir LIBRE de la obsesion por la comida. Y tengo la buena voluntad de levantarme tantas veces caiga ¡Será como tenga que ser y cuando tenga que ser!
⇨El hambre emocional, comer con ansiedad, es terrible ⚠️Pero no estamos solos ❤️Consejos, estudios científicos, mi experiencia... Si yo salí dela compulsión, tu también puedes. Entra y conoce la solución.🥇
viernes, 7 de octubre de 2016
miércoles, 5 de octubre de 2016
Emociones que llevan al atracón.
Yo creía que la clave de la abstinencia era "solo" no dar el primer bocado compulsivo.
Pero la gracia, por llamarla de alguna manera,
es que somos seres mentales además de físicos, y eso quiere decir, que para no
dar ese primer bocado compulsivo, para no obsesionarse de nuevo con la comida,
dependemos de nuestro estado mental para no caer en el atracón.
Por lo tanto es la misma carretera:
Del bocado compulsivo => Obsesion por la comida => Pensamientos Erroneos.
Pensamientos Erroneos => Obsesion por la comida => Bocado compulsivo.
O lo que es tambien:
Fisico/ organico => Psicosomatico => Psicologico/Mental.
Psicologico/Mental => Psicosomatico => Fisico/ organico.
Por eso mismo, en programa de los 12 pasos, 11 estan destinados a nuestro renacer como individuos, a nuestra transformación interior.
Todo esto me lleva a la memoria, de un par de frases dichas por uno de los mayores genios de todos los tiempos:
"No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos" - Albert Einstein.
"Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes"- Albert Einstein.
He de tatuarme a fuego que tan rapido como me auto-envene con pensamientos generadores de emociones toxicas, tan pronto he de observarlos y rectificarlos por pensamientos que generen en mi seguridad, autoestima o serenidad.
Cambiar el victimismo de lo que no tengo por la gratitud de lo que ya tengo.
Cambiar el Pre-Ocuparme por el Ocuparme. Y recordarme que si no puedo Ocuparme, tampoco tiene ningun sentido el Pre-Ocuparme.
Aceptar las cosas que no puedo cambiar con toda la serenidad que pueda en ese momento, no como un acto de resignacion y abandono de deseos, sino como un acto de amor y salud hacia mi mismo.
Recordarme que soy un adicto EN RECUPERACION osea que no estoy recuperado. Por lo tanto, no puedo cargar con la misma intensidad emocional con la que he estado enfermando en el pasado, pues corro el riesgo de CAER ENFERMO otra vez.
El mundo eso no lo sabe, y si lo sabe, tal vez no lo entienda, pero YO SI SE lo que soy y las consecuencias de jugar a olvidar que soy un enfermo cronico en tratamiento.
O cambio el chip, o el chip se fundirá.
jueves, 29 de septiembre de 2016
El alimento de la mente enferma; Los pensamientos irracionales.
Es increible cuanto me enseñan mis compañeros
de OA. Me enseñan sin la mas minima intensión de
enseñarme nada. Se convierten en mis espejos. Creo que no saben la sabiduria
que tienen despues de tantos años de sufrir.
Hablando con una compañera que lo está pasando
muy mal, me di cuenta que ella queria hacer las cosas YA. Solucinar sus atracones YA,
perder peso YA, tiene miedo a engordar, no se quiere, no se respeta a si mismo,
y por su puesto no acepta el proceso en el que está inmersa.
¿Entonces llevamos toda una vida de atracones y dietas pero queremos YA recuperarnos sin pasar el DUELO, EL PROCESO. ¡ Las prisas son del EGO!
Decimos MAÑANA empiezo la dieta, Mañana
comenzaré mi abstinencia, Mañana cuando este delgado/a me amare, entonces me
respetare. Pero hoy me voy a ODIAR A MUERTE.
Buscamos la SERENIDAD angustiosomente,
Buscamos la abstienencia compulsivamente, Buscamos vivir el respetarnos y amarnos
cuando mejor estamos y nos odiamos y exigimos cuando peor nos sentimos.¿Tiene
algún sentido todo eso?
Decimos que nos reconocernos como enfermos, pero
sentimos culpa despues de un atracon. Aceptamos que eramos impotentes ante la comida pero a la de
cambio jugamos a ser “comedor normales” y empezamos a dar “bocados compulsivos”¡
Es obvio que no hemos comprendido el primer paso!
Luego queremos recuperarnos para los demas;
Los hijos o la pareja, y dejamos en ultima posicion al que nunca nos
abandonará;NOSOTROS MISMOS. Nos llega a parecer EGOISTA la simple idea que lo primero en
nuestra vida sea la recuperacion, pero luego ¿Nos sentimos DESOLADAMENTE
GENEROSOS cuando engordamos 30 kilos y solo queremos escondernos o morirnos?
Yo he vivido todas estas "rarezas" del comedor compulsivo. Algunas superadas, otras no. Pero vosotros me las recordais sin saberlo dia a dia, para que no se me olvide, que la parte enferma de mi mente vive; de las prisas y las huidas, de los automatismos, de parecerle logico e incluso ser mas buena persona el querer a todos antes que a mi, de que el quererse a uno mismo completamente "solo" sea para cuando estas bien, de la autodestruccion primero antes que respetar tus procesos y aceptarte incondicionalmente, de la pena, y la intolerancia del solo pensar en no comer jamas ningun alimento compulsivo el resto de tu vida, aunque estos solo representen un minimo porcentaje de todos los alimentos que SI podras seguir comiendo y disfrutando para ser feliz.
sábado, 17 de septiembre de 2016
La ruleta rusa de la comida compulsiva.
Cuando me comprometí con mi abstinencia “en serio” después de
venir de la convención nacional de comedores compulsivos de Zaragoza, decidí no
comer nada de compulsivos. Nada es Nada. Al menos por el momento.
No solo eso, también decidí apartarme de todo aquello que
pudiera poner en riesgo, aunque fuera poco, la abstinencia del comer compulsivamente.
Entonces tomé la decisión de no pisar un supermercado hasta
que me sienta “muy seguro” de mí mismo ¡Y Realice la compra por internet!
Yo era de ir cada semana 2 o 3 veces al supermercado, con la
excusa de comprar la comida de la semana, pero muchas, el pretexto eran unas
simples maquinillas de afeitar desechables. Pero como se cómo entro al
supermercado pero no sé con qué alimentos voy a salir, tuve que usar la inteligencia
que la naturaleza me dio para evitar ese tipo de comportamientos compulsivos
que me llevan a los atracones y con ello a destrozarme la vida “literalmente”.
Hoy se, y doy gracias a OA y a su convención nacional de Zaragoza,
por habérmelo terminado de enseñar; la comida compulsiva es para el comedor
compulsivo UNA DROGRA. Los alimentos nos estimulan tanto a nivel neurológico como
la heroína o el alcohol, exactamente igual.
Yo he bebido muchísimo alcohol en mi vida y para mí el
alcohol no es una droga, porque no me llama la atención, de hecho me acabo de dar
cuenta que hay botellas de alcohol en un armario que tengo en frente. Como a mí,
a muchas personas del mundo, habiendo
bebido muchísimo en algunas etapas de su vida, no son, ni han sido alcohólicas.
Con los alimentos compulsivos pasa lo mismo, he visto
personas no comedoras compulsivas, comer muchísimo e incluso engordar, pero en
un momento u otro, se les quita el interés por la comida, y vuelven a su peso o
no, sin inmutarse. Yo no, los alimentos compulsivos me obsesionan y siempre fue
así, cuando hago dieta me obsesiona el comer algún alimento que me compulse y
dejar la dieta o el seguir bajando de peso y cuando la termino, con el tiempo vuelvo
a obsesionarme comiendo compulsivamente hasta recuperar lo perdido.
¿Es la comida entonces una droga? NO y Sí. Para mí, lo es. Pero sé que para la mayoría no.
Con el alcohol igual, para mí no es una droga y para la mayoría tampoco, pero sé
que existe una minoría que se obsesionan con el alcohol.
Por tanto, si para mi ciertos alimentos son un droga, que
por lo tanto, se cuándo la tomo pero pierdo el control y no sé cuándo dejare de
tomarla, Si como un solo bocado de un alimento así, me estoy poniendo en riesgo,
por un bocado de placer ¿Tiene sentido esto? ¿Merece la pena?
Y es cierto, tal vez coma ese trozo de pastel en un
cumpleaños por ser educado, por no desentonar, por no saber decir que no, y no
pase nada. Y el resto de días sigas con una vida abstinente de paz y salud,
pero tal vez no, tal vez sea el comienzo de una recaída y nadie sabe cuándo volverás
a tu abstinencia ¡La persona que te ofreció el pastel tampoco dejara su vida
para ayudarte a volver a alcanzar la paz!
Nadie lo sabe, es como el juego de la ruleta rusa; seis
posibilidades y una sola bala. ¿Tiene sentido ponerse un revolver en la cabeza
y disparar solo porque tengas 5 posibilidades de seguir viviendo y sola una de
morir? Para mí, NINGUNO.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
Enamorado de OA
A tres días hoy de la convención de Zaragoza aún puedo
saborear lo tanto que viví allí; grandes emociones, profundos aprendizajes y todo
rodeado por un halo de magia y espiritualidad.
He venido con muchos compañeros con los que seguir hablando por
teléfono, con la mochila cargada de amor; a mí mismo, a los compañeros y a OA
como un todo, como nunca antes había sentido por nada ¡Un amor limpio y sano!
Voy a por mí sexto día de abstinencia, abstinencia que voy
logrando con mucho celo, como si fuera un bebe que va creciendo, que nadie ni
nada le pueda hacer daño. Usando todos los recursos con los que cuento. Como no
estoy seguro de mí a día de hoy y entrar al súper me daba pavor porque sé que
entro con las manos vacías pero no con que alimentos voy a salir, hice ayer la
compra por internet desde casa para no tener ni un desliz.
Me apetece muchísimo entrar en una abstinencia larga. Es lo
que me mas deseo. Una abstinencia duradera que me traiga paz y amor por mí
mismo, y desde ahí poder compartir con los demás.
Siento mucho miedo de que en cualquier momento se me gire la
tuerca y vuelva a desear fuertemente comer comida compulsiva, pierda la paz y
caiga.
Para que ello no ocurra estoy tratando de tomar todas las
herramientas que OA me ofrece a mi alcance. Y le pido a menudo a mi Poder
Superior de su magia para que me ayude en los momentos más críticos de mi
camino hacia la Abstinencia estable.
Ha sido de los mejores fines de semana de mi vida. He podido
sentir allí la segunda promesa de OA: Vamos a conocer una libertad y una
felicidad nuevas ¡Y así ha sido!
Por ello le doy gracias a mi PS por verme facilitado los
caminos para poder llegar allí, y poder vivirla, pues sé que soy un
privilegiado, y siento que la aproveché al máximo de lo que pude.
Me sentí aceptado y valorado al 100% tal y como soy ahora, me
sentí comprendido, abrazado y querido, me sentí uno con todos y todos conmigo,
vi como el programa funciona cuando se trabaja cada día con alegría, sentí la
magia del PS rodeando con sus brazos la convención. Sentí que así debería de
ser una sociedad Sana y no lo que te encuentras cuando sales a la calle.
¡Gracias, gracias y gracias!
viernes, 9 de septiembre de 2016
La vida sin comer no tiene brillo
“Es que la vida sin alcohol, sin ir a los bares, no tiene
sentido, es aburrida”- Dijo una vez mi padre alcohólico. Entonces, hace ahora muchos
años, me dio pena de oír esas palabras que solo un alcohólico podía decir.
Hace unos días, intenté imaginar mi vida sin probar
cualquiera de esos alimentos que tanto me gustan ¡Y tuve la misma sensación!
¡Qué vida tan triste, sin sentido, tan aburrida sin poder
comer esos ricos alimentos que tanto me gustan y que me hacen perder hasta la noción
del tiempo!
Todas estas palabras y su concepto se me comprimen a diario
en una misma sensación interior; la sensación de vacuidad.
A lo mejor estoy llegando a casa, ha sido un día normal y de
repente me empieza a parecer triste, sin sentido, el simple hecho de ir casa y
estar allí hasta que me entre sueño y me duerma. Es incluso más intensa si sé
que estaré solo. Intento convencerme de que puedo hacer cosas como leer, ver
una película o hablar con alguien, pero en ese momento, esas actividades siento
que no me interesan, parece que lo único que puede “alegrarme el día” o “darle
un poco de sentido” es el ir a comprar lo que más me guste del supermercado e
ir a casa a comérmelo.
Ayer dando un paseo después de un atracón, mientras deambulaba
por largas calles para despejarme, me di cuenta que me pasa lo mismo que a mi
padre; ambos compartimos la misma sensación, somos incapaces de encontrarle un “sentido” a la vida lejos de nuestra adicción
¡Que triste!
Es como si necesitara tener proyectos, cosas que hacer
interesantes y nuevas cada momento y como eso no es posible cada día, ni cada
momento, como es obvio, me proyecto al futuro inmediato y veo como un grave
problema, como un vacío vital, al que he de comer para escapar de él.
¡El placer inmediato,
predecible y sin sorpresas que me evade de esa sensación!
martes, 6 de septiembre de 2016
Siempre la misma pregunta ¿Me comes?
Cinco helados conos de vainilla y chocolate, 6 bollicaos y una
bolsa de cacahuetes a la sal, ¡Ese fue mi almuerzo de ayer!
Otra vez cometo el error de no desayunar, tenía un viaje de
dos horas y medio en coche, era la vuelta del fin de semana, la vuelta a la
rutina laboral, dejar a mi pareja a 250 kilómetros…
En casa lo tenía todo congelado y la verdad fui a lo fácil,
al súper a ver si veía algo para comer rápido, aunque esa era la excusa, ¡Esta
claro que se cómo entro en el supermercado pero nunca sé con qué alimentos voy
a salir!
¡No me sentí culpable! Sé que soy un adicto. Sé que comer es
fácil. Y sé que tengo que comer cada día varias veces. Pero siempre tengo la
sensación que lo podría haber evitado si por ejemplo en este caso hubiera desayunado,
aunque no estoy seguro al 100 por 100.
Explicado todo esto, comienza lo interesante.
En el trabajo estuve a punto de sacar de la maquina algún
dulce, pero los miraba y joder, ¡Son basura barata! Pensé yo. Y no compre nada.
Al salir del trabajo, me pase por el supermercado otra vez,
pero paso algo raro, diferente. Estuve a punto de llevarme uno o varios dulces,
pero desperté en el último minuto; lo mire y me dije: ¡Tienes que superar esta
mierda! ¡Tienes que hacerlo aquí, y ahora! O tendrás que hacerlo en otro
supermercado, en otro lugar, en otra despensa, en otro restaurante, pero este
tipo de comida siempre va a estar aquí, tentándote día a día, cada vez que lo
mires, con tan solo pensar en ella.
Así que solté todo menos los plátanos que me llevo al
trabajo para merendar y me fui a casa.
Hacía calor, me tome un cerveza y me acosté sin cenar,
porque para mí la cena es la última comida y por ello la que tengo más
probabilidades de atracones. Me cuesta mucho cerrar episodios en mi vida, las
despedidas, cortar con algo o alguien y hacer la última comida también,
sabiendo que no voy a comer nada en hasta el día siguiente.
Esta vez, se me encendió un piloto y pude dejar que el último
alimento del día lo comiera a las 14:00 de la tarde. Esta vez pude comprender en
un radio más grande que la comida compulsiva va estar siempre ahí, en ese
estante bien presentada, en ese plato de restaurante, o en un rinconcito del
mueble de la cocina, y que en algún momento, hay que ponerse en frente y decir,
¡Gracias, pero ya no te necesito, ahora deseo caminar sin ti!
Que soy yo mismo el que tiene que cambiar de respuesta, el viejo
Si por el nuevo NO. Porque la comida compulsiva siempre lanzará la misma
pregunta ¿Me comes? Siempre será la misma, a veces te la susurrara y otras te
la gritara, pero la pregunta será siempre la misma.
sábado, 3 de septiembre de 2016
¡Nunca estoy a salvo!
Arranco mi vehículo para ir dirección a casa. Son las 23.20
horas. He estado todo el día abstinente pero llevo muchas horas sin comer, pues
no he podido. Mientras me movilizo la situación me comienza a tentar, esta vez “me
sugiere” que como tengo que cambiar dinero, por motivos que no comentare por su
extensión, que compre un helado al lado de casa para cambiar. Entonces me digo,
como sé que estoy en “mis horas de mayor peligro de compulsión”, que mejor no
pare, ¡Ya cambiaré mañana por la mañana más sereno!
Lo consigo. Y llego a casa. No me apetece cocinar nada y no
tengo nada rápido que hacerme.
Como algo, pero se ve que no es suficiente y los niveles de compulsión
se empiezan a disparar.
Me ronda por la cabeza hasta llamar por teléfono comida a
domicilio o bajar yo mismo. Gracias que es ya la 01.00 horas de noche y es
tarde. Eso ayuda mucho.
Al final acabo comiendo comida incoherente entre ella como
puede ser; unas croquetas de setas, un pedazo de queso chédar y una vaso de
leche vegetal con cacao natural.
Estaba contento por haber logrado no parar e ir a casa
directo. Eso es un logro, está claro. Pero no pude no perder la compostura y ser poseído
por la ansiedad del comer compulsivamente. Entonces siento:
¡Nunca se está verdaderamente a salvo!
Joder he tenido episodios de ansiedad con la comida incluso después
de practicar meditación, o hacer cosas que realmente me gustan. A la mente le
da igual; el lugar, la gente o lo que hagas, puede dispararse en cualquier
momento y activar el modo compulsivo ON.
¡No puedo esperar que no me pase más, solo esperar al próximo
episodio!
He de prepararme para él, he de seguir trabajando. Tal vez
si hubiera comido algo antes de volver a casa, tal vez si hubiera llamado a
alguien cuando llegue y estaba solo, esto no hubiera ocurrido.
Joder por las mañanas pienso: ¡Aquí te espero ansiedad
compulsiva, esta vez no podrás conmigo! ¡Y luego viene y siempre me supera!
¡Quiero atravesarte ansiedad! Quiero que llegue ese momento,
donde mirarnos de igual a igual ¡Lo deseo!
viernes, 2 de septiembre de 2016
La irrealidad de la falsa hambre.
Si no fuera porque sé que todo esto de respirar no es más
que un sueño, me sorprendería mucho más saber que cuando de repente en mi mente,
empiezan a aparecer todas esas ideas en masa sobre el comer urgente; es
sencillamente un engaño, una ilusión; HAMBRE IRREAL.
Cuando me despierto después de 9 horas durmiendo; me tomo un
café con alguna fruta. No tengo hambre, ¡Y eso que llevo 12 horas con el estómago
vacío!
Entiendo que sienta hambre cuando pasan 3,4 o 5 horas sin
comer, pero tanta como para querer atracar un supermercado con alimentos calóricos
en exceso, ¡No, no me lo puedo creer!
Entonces estoy comiendo en casa de la familia y voy comiendo
patatas fritas de una bolsa que me reta a no parar o, voy en moto a casa después
del trabajo y la situación me reta a entrar en un supermercado a comprar alimentos
compulsivos, y mientras soy tentado pienso; NO ES HAMBRE REAL.
Saber que lo que te está ocurriendo no es real, tiende en un
principio a descolocarte, pero una vez aceptado, pues mirar lo que te ocurre
desde esa perspectiva y es algo que a mi me ayuda mucho.
Todo esto me recuerda mucho a la parábola de la biblia donde
Jesús es tentado por el diablo:
“…Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu
al desierto, para ser tentado por el diablo.
Y después de haber
ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
Y vino a él el
tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan
en pan.
El respondió y dijo:
Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios…”
Por supuesto todo es simbólico:
El desierto
simboliza la nada; el vacío, la soledad, esos momentos en tu vida donde de
repente todo pierde su sentido, su significado, donde te cuesta ver más allá.
Donde no existe la seguridad, donde no sabes que va a pasar, etc.
Al mismo tiempo, el
desierto simboliza ese espacio inevitable donde poder mirar a los ojos a
nuestros miedos y atravesarlos. Pues sentir hambre, soledad, frio, cansancio,
celos o envidia es inevitable e inherente
a la naturaleza del ser humano.
El diablo
simboliza la tentación de la mentira, de lo irreal; La solución rápida que no
soluciona nada, y además empeora o alarga la situación. La tentación con placeres
y/o distracciones evitando que te
enfrentes a tus miedos y no puedas crecer y superarlos.
Mis desiertos duran horas pero como son tan intensos pueden parecer
que no acabaran nunca, están hechos de soledad, vacío, carencia de significado
de ese momento e inutilidad, desde esos momentos críticos, veo las siguientes
horas absurdas, con pena porque se acabe ese día sin haber pasado nada
especial.
Entonces me siento tentado fuertemente a comer alimentos que
me dan placer y ver alguna película que me distraiga, para evadirme y así huir
de esos momentos.
Sé que es efectivo por una parte, porque cuando ya he
terminado de comer durante dos horas, solo tengo sueño y ganas de dormir, y ya
no siento esas sensaciones que sentiría antes de comer. Termino el día
anestesiado, pero sé que estoy abierto en canal y que las tripas siguen estando
fuera.
Al día siguiente me siento más inseguro, débil, más
vulnerable, porque sé que la comida es
una huida de la realidad y no la solución, y que es cuestión de tiempo que
aparezca otra situación donde vuelva a ser tentando a comer, y se convertirá en
un círculo vicioso del que cuesta muchísimo salir.
El universo me muestra pues en determinadas situaciones, mis
miedos y me da la posibilidad de afrontarlos, comprenderlos y abrazarlos.
viernes, 19 de agosto de 2016
¡El PODER SUPERIOR no duerme!
Esta noche soñé que deambulaba por una ciudad desconocida y una
serpiente sin darme cuenta se me había enrollado en el cuerpo, yo andaba buscando algo. Me percaté del reptil cuando estaba ya su cabeza junto a mi brazo
izquierdo, entonces abrió su boca grande y me mordió el brazo del cual no se despego ya. Yo estaba sorprendido
pero no asustado, no la sentía como amenaza mortal. Ni siquiera me la intente
quitar de encima, sabía que no era una serpiente cualquiera, ni ese un momento
cualquiera.
Entonces comencé a tener alucinaciones reveladoras mientras
deambulaba por aquel lugar, como si de una toma de alguna planta sagrada de la
selva de algún chamán se tratara, y me desperté.
La serpiente representa el conocimiento que está pegado a
ti, que te rodea y soportas, pero que no ves. La mordedura venenosa
representa el impacto de entrar en contacto con algo, conectarte a algo,
enchufarse y hacerse uno. Y las alucinaciones reveladoras son el comprender
profundo, el ver esa verdad que al mirarla te transforma para siempre de
inmediato.
¿Por qué te cuento esto?
Porque cada noche, antes de dormir le pido a mi poder superior
COMPRENSIÓN. El PS nos habla en nuestro idioma, tanto en sueños como despierto.
Él quiso decirme que he estado buscando fuera muchos años esa
respuesta, esa verdad, esa paz, que estaba conmigo ya. Conocimientos en forma
de pesadas cargas, pero que como no los miré, esos conocimientos no podían conectarse
conmigo y enseñarme la sabiduria que tenian para mí.
Como el que lleva una mochila pesada con pantalón, sudadera,
botas, calcetines, gorra y el resto de una vestimenta y va desnudo por el mundo, por no
mirar lo que lleva encima y además soportando el peso, cuando el peso y la respuesta son la misma cosa.
Así que he de mirar honesta e interiormente que hay detrás de
lo que me duele, lo que me apena, lo que me preocupa, lo que me agita, de mi
sentimiento de soledad y vacuidad o de lo que me cabrea y no perder el tiempo
mirando los acontecimientos o personas externas.
¡Gracias PS por enseñarme el camino hacia la recuperación!
sábado, 13 de agosto de 2016
¡Esta enfermedad es brutal!
Ayer comencé el día dirigiéndome hacia mi cuarto día de
abstinencia y al comienzo de la tarde las tentaciones fueron en crescendo, salí
del trabajo a las 20.00 h. y sabiendo que iba a estar solo en casa, las
tentaciones se multiplicaron, el nivel de ansiedad de disparo y empezaron a
rondarme esas ideas que solo un comedor compulsivo conoce.
Conseguí hacer a duras penas, lo que tenía pensado, que era
ir al gimnasio. Junto a este tengo la mala fortuna de tener un supermercado. También
conseguí no entrar e ir para casa cuando termine de hacer deporte. Pensaba que
el deporte me ayudaría, pero cuando la mente se pone a elucubrar tan
fuertemente, es difícil, aunque quiero pensar que tal vez hubiera sido peor sin
haberme cansado físicamente corriendo en la cinta.
Llegar a casa con las manos vacías ya fue todo un éxito.
Pero aun así, el atracón podía gestarse en cualquier momento con alimentos
menos compulsivos y menos apetecibles para mí.
Entre en el baño, ansioso e inquieto. Tenía hambre real pues
me había comido una manzada a las 18.00 y eran ya las 21.15. Pero también tenía
ansiedad. Estaba solo e iba estarlo pues mi compañero se marchó de vacaciones.
¡Yo quiero mi cuarto día abstinente! ¿Por qué me pasa esto
ahora? Parece ser que la idea de soledad otra vez encendía la chispa destina a
detonar mi compulsión.
En el baño, respiré hondo dentro de mis posibilidades. Me
observe por un instante con todos los pensamientos puestos en el futuro próximo
de cuando saliera del baño y fuera para cocina. Entonces me di cuenta, que no
estaba viviendo el momento presente sino tratando de huir otra vez hacia el
futuro, por medio de pensamiento que planean la compulsión.
¡Ey, estas aquí, en el cuarto de baño AHORA! Vuelve al
PRESENTE, vuelve al AHORA, respira aquí y Ahora. No huyas mentalmente. Físicamente
estas AHORA sentando en el baño pero mentalmente estas imaginándote dentro de
unos minutos en la cocina ansioso abriendo armarios, buscando escusas y pretextos
para un atracón. No estas mentalmente aquí.
Conseguí por volver mentalmente, parar por unos preciosos
instantes toda la rueda de pensamientos y me obligué a estar AQUÍ Y AHORA, de
cuerpo y mente. Hice varias respiraciones profundas y me di un baño caliente
disfrutando de él.
Cuando Salí, Salí mucho más calmado y enfocado, con muchísimo
menos ruido mental y tome las decisiones acertadas para la cena.
Fue algo mágico y nuevo. Luego llamé a una compañera y
charlamos un rato sobre lo sucedió.
Y así acabé el duro día abstinente de ayer.
Me di cuenta de cómo desde las 17:00 h. simples ideas y
pensamientos sueltos, se habían ido agrupando poco a poco, hasta casi lograr
mellar mi deseo de seguir abstinente y logrando quitarme la paz por unas horas.
¡ESTA ENFERMEDAD ES BRUTAL PENSE AYER MAS QUE NUNCA!
viernes, 12 de agosto de 2016
Rendirse o seguir luchando contra los atracones de comida
Rendición: La acción de someterse
al dominio o voluntad de alguien o algo, dejando de oponer resistencia.
Honestidad: es el valor de decir (se) la verdad, ser razonable y justo.
Honestidad: es el valor de decir (se) la verdad, ser razonable y justo.
A nadie le gusta rendirse ante nada, ni nadie. Nos gusta luchar,
ganar y demostrarles a todos que somos los más fuertes, más listos, más
guapos. Los más de lo más.
Si hay tragedia, sangre y altos obstáculos, mejor. Mayor
será luego el regocijo y orgullo al alcanzar el logro. ¡Todos se deslumbrarán y
nos alabaran!
Pedir ayuda, no gracias. Demostrar debilidad; de ningún modo.
¿Acaso no es infantil, este modo de vida? ¿Qué estamos
realmente intentando demostrar o demostrarnos? ¿Qué somos más fuertes, más
listos, más aptos o más validos que nadie? ¿Es que acaso no es ya suficiente con
ser como somos en este momento presente? ¿Qué necesidad, que déficit estamos
tratando de cubrir con tanta lucha?
Cada vez que no he sido capaz de seguir una dieta o
mantenerme en un mismo peso, cada vez que no he sido capaz de NO comerme ese
dulce que me llevo al atracón ¡Mi autoestima bajó hasta el dedo gordo del pie!
Tener una autoestima baja te roba confianza para el resto de campos en tu vida ¿Tanta lucha para qué?
¡Cuánto sufrimiento me habría evitado si en lugar de ir por
el mundo demostrado lo capaz y valido que soy, hubiera sencillamente, hecho lo
que me hubiera dado la gana!
Cuando crees que eres lo más, que tú puedes con todo, el
guerrero invencible ¡No te permites caer! Eso desmoronaría el cuento que te has
contado a ti mismo sobre ti. Entonces lo intentas tapar, te escusas o simplemente lo
niegas. No permitirse caer, es como no permitirse dormir ¡Tardaras más, o
tardaras menos, al final siempre vendrá Morfeo!
Permitirse caer y aprender; de romper la tan deseada
abstinencia, de sentirse vulnerable ante la comida que me compulsa, de sentir
que uno no lleva yo las riendas y que los caballos van ellos solitos, reconocer
honestamente que realmente SI quería comerme esos bollos, que SI me hago daño a mi mismo concientemente,
Piensas: Si no siento culpa, si no intento controlar el acto
de no pegarme un atracón, si suelto todo esto ¡Entonces mi vida será como antes
de OA, ingobernable! ¡Me convertiré en un obeso de 250 kilos y no podré ni
levantarme de la cama! Ahora yo pregunto ¿Acaso no he sentido culpa desde
siempre? ¿Acaso no intente dejar los atracones poniéndome a dieta una y otra vez
y aun así mi vida se volvió un caos?
Tal vez sea la lucha por controlar el peso y los atracones y
fracasar, lo que me llevo a grandes decepciones, desgastarme energéticamente,
auto-engañarme, desvalorarme como persona y auto-lesionarme mediante grandes y
numerosos atracones. Tal vez el trabajo interior de honestidad y de comprensión
sea la solución. Y ahí es donde entran los doce pasos y OA.
Rendirse es entonces para mí soltar toda resistencia a dejar
de controlar, y someterme a lo desconocido e inmenso del camino interior de
comprensión de la adicción mediante la honestidad. Permitiéndome caer, y
permitirme también ser libre de la adicción a la comida.
Permitiendome, en definitiva: ser un ser humano.
miércoles, 10 de agosto de 2016
¡Algo va mal, hay algo que no estoy haciendo bien!
El sobrepeso y la obesidad han sido siempre, desde los
aproximadamente 8 - 10 años de edad, ese pie que no te permite levantar cabeza,
desarrollarte completa y satisfactoriamente. Me ha provocado impactos
emocionales terribles; complejos, manías e inseguridades, así como barreras mentales en cuanto a conseguir
objetivos.
Desde la pre-adolescencia he tenido el sentimiento de
injusticia y, dicho sea de paso, también de víctima. Dios, el universo, la
genética y la gente eran injustos conmigo.
Yo quería comer, me gustaba comer, pero mis padres junto con el médico, me lo trataban de impedir poniéndome a dieta. Así lo entendía
yo entonces. Para mí todo estaba bien; mi cuerpo y mi relación con la comida.
Ellos creían que todo se solucionaría con una dieta. Esa
época fue traumática para mí. Mi primer trauma acompañado con el de tener un
padre alcohólico y violento que te enseñaba la tabla de multiplicar a base de
guantazos y tirones de la patilla, o una madre sumisa, que parecía no impórtale
demasiado esos episodios de violencia.
Sería en esa etapa, donde comer paso de ser algo natural y
sin culpa, incluso síntoma de salud para muchos el buen apetito, a ser algo insano
y problemático donde la comida debía de serme racionada, limitada y en el caso
de comer lo que no debería; reprendido.
Es impactante para un niño que de la noche a la mañana le prohíban
los alimentos que más le gustan; y se lo cambien por frutas, refrescos
dietéticos, o simplemente agua. Que le reprochen su hambre o tener un cuerpo rechoncho.
Reprocharte al fin y al cabo quien eres.
Esto me lleva a la siguiente reflexión: Cuando eres bebe o
un niño muy pequeño te valoran por simplemente SER, no te piden nada a cambio.
Cuando creces un poco más se te valora en función de tus acciones. Valor y
afecto van unidos entonces. Tanto vales para los demás, con tanto afecto te lo
recompensan. Es este aprendizaje el que más le cuesta comprender a un niño; Pasar
del afecto gratuito al afecto en función de cómo te dicen que te has de comportar,
como has de ser, lo que se llama en esta sociedad; ser bueno.
¡En esta etapa nace la culpa! La culpa nace en el mismo
instante que aprendes que es el BIEN y que es EL MAL. Por tanto, si AHORA tus
padres dicen que comer “tal cosa” está mal y lo comes, te sentirás CULPABLE.
A partir de este punto, crucial a mi entender; nada puede
volver a ser igual en la vida de un ser humano. Ya no puedes comer tranquilo,
como antes, sabiendo que te vigilan y te reprochan por cosas que antes no lo
hacían. Eso te inquieta y te pone en alerta. Ya no es gracioso que pidas dulces
y helados en la merienda y que seas un niño glotón o que estés gordito.
Pero de la noche a la mañana, un niño no entiende que comer esos pastelitos
pueda ser perjudicial para su salud en un futuro ¡Y se revela!
Entonces tienes que robar comida de la cocina y comerla a
escondidas, sin que se note claro está, pues es la única manera de seguir comiendo
como antes, que para ti es “lo normal”.
Luego de adulto, todo esto sencillamente se incrementará proporcionalmente,
pues ya no dependes de las cuatro cosas que guarde tu madre en el armario, sino
que tendrás un supermercado entero para ti. No comerás en un cuarto, porque
aprovecharas a que se vaya tu pareja a trabajar, si es que vives con alguien, para
comer a solas en el salón, tumbado en el sofá y viendo una película, sin que te
miren unos ojos acusadores y que desaprueban tu manera de comer.
Pero no te libraras de tu voz de la consciencia que te
flagelará gritando: ¡CULPABLE!
Creces dándote cuenta que la comida, en este mundo, te hace
valer menos en función de cuanto te haga engordar. Estar gordo significa valer menos,
valer menos es recibir menos afecto de los demás, tu percibes este déficit, al
mismo tiempo que va creciendo la ansiedad, de la que quieres HUIR por medio de
la comida. Entonces ya habremos entrado en el típico círculo vicioso del
comedor compulsivo.
Siempre me ha perseguido una misma sensación: ¡Algo va mal,
hay algo que no estoy haciendo bien! Entonces te mientes y te dices que es
por no ser suficientemente constante o disciplinado, que tal vez no sabes
elegir bien a tus parejas o simplemente buscas escusas victimistas que vienen
de atrás, de la familia, de los genes o la vida.
En los periodos que me sentí más motivado me puse a ser dieta
para bajar de peso, en algunas baje 4 o 5 kilos, en otras 15, 30, 50 kilos y la
última baje 20 kilos. Lo máximo que he podido a aguantar son 8 meses a dieta. La motivación se va
evaporando cuantos más meses pasan.
Una vez se pierde la motivación entra en escena de manera progresiva
los episodios de compulsión descontrolada. Esos que creías olvidados. Esos que
entran de forma paulatina y van tomando las riendas de tu vida. Como si dentro
de ti hubieran dos; el yo constructivo y el yo destructivo. Y cuando pasara mucho
tiempo uno llevando el carro, el otro le aparta de un codazo y lo volviera a
dirigir.
Y mi caso, pasaron 32 años hasta que me di cuenta que tenía,
y siempre había tenido, un grave problema con la comida. 32 años de mentirme a mí
mismo, de no querer realmente indagar en mí con la suficiente honestidad que
esta adicción requiere.
viernes, 5 de agosto de 2016
Ayudame a Comprender
La adicción a la comida, seguramente también cualquier otra,
te lleva a realizarte muchas preguntas, preguntas de todo tipo; desde las pequeñas
y concretas, hasta las grandes y generales.
Los 12 pasos nos llevan a preguntarnos más y más concreta y
personalmente con el fin de llegar a comprender ¿Comprender qué? ¿A nosotros
mismos? ¿La adicción? ¿Ambos?
La palabra Comprender
está formada por “com” (todo) y prender (tomar, agarrar) por tanto, el
significado profundo es tomar todo el
conocimiento. Si por ejemplo en el primer paso comprendemos que “yo solo no puedo recuperarme de esta adicción”,
no habrá más escusas, pero si no agarramos todo ese conocimiento, sino solo
parte de él, seguramente le pongamos un “pero”
al final de la frase.
Por ejemplo; “Yo solo
no puedo, pero si llevo unos meses o años de abstinencia tal vez sí.” O,
“Yo solo no puedo, pero sigo actuando
como si yo solo SI pudiera.”
Entonces no estamos tomado TODO el conocimiento, sino solo una parte de él. Creemos que hemos
comprendido, pero no. Comprender lo cambia todo
naturalmente, no requiere esfuerzos, ni
de fuerza de voluntad.
Pero tampoco se Comprende cuando se quiere, sino cuando
llega el momento, si es que llega ¿Y mientras “agarro todo el conocimiento” que
puedo hacer? Pues habrá que ir trabajando
(te) y entendiendo parte a parte, hasta completar el todo.
Dice un dicho ¡No hay nada peor que a uno le vaya bien en un
trabajo que odia!
Esto lo digo por lo siguiente; a veces nos llega la
abstinencia sin haber comprendido profundamente ni los conceptos fundamentales
del programa ni a ti mismo. La abstinencia puede darse por muchos motivos; que estemos
en una etapa más tranquila exteriormente que invite a estar más tranquilo
interiormente, por estar más motivado y enfocado a seguir un plan de comidas
para bajar de peso, o por cualquier otro.
Estar Abstinentes puede llevarnos a la ilusión de la comprension, a creer que comprendemos lo que en realidad a un solo entendemos en parte.
Me gustaría acabar con dos frases sobre la comprensión que
me parecen muy sabias:
“Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré
mejor.” Antonio Machado.
domingo, 24 de julio de 2016
Comer para evadirnos o para auto-destruirnos
Ansioso por algún suceso que no ha pasado pero que esperaba
que pasara, por algún evento en mi vida que ha pasado pero no fue como yo
esperaba. Ansioso por no saber cómo afrontar las próximas horas de soledad, de
posibles discusiones u obligaciones que atender.
Aburrido porque no encuentro nada que hacer que “realmente”
me motive en ese momento. En realidad para mi es no saber afrontar “el vacío”,
la sensación inesperada de uno de esos “momento de vacuidad”.
¡No soporto esos momentos, instantes de ansiedad o vacuidad
en mi presente y como compulsivamente tantas horas haga falta hasta que
desaparezcan!
Como si todos los momentos debieran ser geniales. Como si todo
debiera estar pintando a color y no aceptara que el gris y el negro existen. Como si todos los días tuvieran que ser obligatoriamente
soleados, toda la gente buena, guapa, educada e interesante, el mundo justo;
una balsa de aceite de paz y tranquilidad.
Nadie queremos estar ansiosos o aburridos, pero entiendo que
es inevitable, y es obvio que la única solución no es echarse al alcohol,
meterse un pico de heroína o comer compulsivamente ¿Entonces cuál es la mejor solución?
Sencillamente, No lo sé.
Luego está la auto-destrucción, ese sentimiento de querer
explotar, morir, desaparecer del planeta. Quieres que el mundo te deje en paz.
Entonces comes y comes, engordas y te encierras a ti y tus alimentos compulsivos
en un cuarto y cierras con llave, tantas veces diarias como te permitan hacerlo.
Entonces no “solo” quieres evadirte de la ansiedad o del aburrimiento, quieres
auto-destruirte.
Piensas: Estoy cansado, no puedo más. Tengo demasiados
problemas tanto internos como externos como pocas energías y motivación para
afrontarlos.
Comes haciéndote daño, sin hambre, sin límites, quieres
comer tanto que la digestión sea tan enorme que caigas fulminado de sueño después
¡Es como pegarte una paliza a ti mismo!
Lo lógico e intuitivo seria, ser honesto con uno mismo,
tomar decisiones importantes y tajantes, evitar el inmovilismo y las escusas.
Tomarse unas vacaciones para coger energías y/o llenarse de valor y amor propio
y dejar ese trabajo que nos fastidia o esa pareja que ya no queremos o no nos
aporta nada de una vez por todas.
sábado, 23 de julio de 2016
De esos lodos, estos barros.
El otro día charlando con una compañera de Málaga por teléfono,
me vino a la mente como un fogonazo, recuerdos de mi nefasta relación con la
comida en la infancia-adolescencia.
Nunca olvidaré aquel día, obligada por una rutina del
colegio, me tuvo que llevar mi madre a la endocrina. Recuerdo que estábamos en
el bus y me dijo que tenía que dejar de comer y ponerme a dieta. Recuerdo el tono
nervioso y amenazante. Luego estando en casa le dijo a mi padre que la doctora le habia dicho
que podía afectar a mi crecimiento el estado de pre-obesidad.
Por supuesto mi padre le echo las culpas a mi madre por
comprar tantos dulces y a mí por comérmelos ¡Si, mi padre el maltratador físico-psíquico-alcohólico!
Aun así, hasta los doce años, solía estar siempre en la
calle, jugando al futbol, montando en bici o jugando a lo que tocara ese dia, con los
otros niños, y no recuerdo comer a escondidas, aunque si era muy glotón cuando
comía, pero eso no parecía ser un problema para nadie.
De los doce hacia adelante me mudé de barrio, perdí a mis
amigos, mi padre estaba más violento que nunca, parece ser que debido a los problemas con las obras de la mudanza y lo pagaba
con nosotros.
Ahí parece que comenzó todo; en la adolescencia. A menudo me escondía
en los bolsillos de la bata en invierno, o debajo de la ropa interior en
verano, dulces o frutos secos, pues para llevarlos de la cocina a mi cuarto, tenía
que pasar forzosamente por el salón, donde solía estar mi padre. Por supuesto, en la cocina tenia que andar con "extremo" sigilo, para que no me escucharán ¡Pero como suenan los dichosos emboltorios de plastico, maldita sea! También
recuerdo, y me han recordado en alguna ocasión después, el día que vomite por
comerme de golpe varios paquetes de avellanas ¡Tal vez mi primer atracón!
Mi hermana ha sacado el tema en alguna ocasión, entre risas
y sabiendo que no me afecta ,más allá de sentir vergüenza en diferido, como encontraron
escondidos envoltorios de dulces debajo de la cama cuando hacían limpieza.
viernes, 22 de julio de 2016
Día de abstinencia, Día de libertad
Ayer tuve mi primer día de abstinencia ¡Qué paz acostarse
sabiendo que hoy no te diste ningún atracón, ni siquiera te has comido un
pedacito de pan más de lo planeado!
No tuve que “luchar” para obtenerlo, ni hacer nada “especial”
que no haya hecho cualquier día de “no abstinencia”. Siento que es un regalo
gratuito y espontaneo, la consecuencia de un “ir dándose cuenta” natural, de un
ejercicio y de un proceso. El fruto del programa de OA.
Y aunque esté contento, no estoy orgulloso. Este “éxito
abstinente”, aunque lo disfrute no me pertenece a mí, como tampoco me pertenece
“el fracaso de la recaída”. Es una
espada de doble filo; si hoy me atribuyo el éxito, mañana me culparé por el fracaso.
¡Prefiero disfrutar de lo uno y aprender de lo otro, a andar
jugando al juego de ponerme y quitarme etiquetas y medallas!
El “primer paso” enseña al adicto a la comida a rendirse. La palabra rendirse viene del latín reddere que significa devolver ¿Pero que estamos devolviendo en realidad? En mi opinión, Devolvemos la falsa creencia de que (solos)
podíamos; el espejismo de creer, que porque habíamos controlado nosotros solos
los atracones por algún tiempo, eso podría hacerse extensible para el resto de
nuestras vidas.
Si reconocemos sincera y humildemente, que (solos) no podemos controlar nuestra adicción a
la comida, ya no podemos sentir nunca
más la culpa de no poder controlar los atracones.
¡Esta comprensión profunda es ya un ENORME progreso y nos
obsequia con una estabilidad emocional FULMINANTE! Es soltar de nuestras espaldas
la pesada carga de años y años de crueldad innecesaria, tanto auto-infringida
como por familiares y otros ignorantes de esta enfermedad.
jueves, 21 de julio de 2016
¿Qué le estará pasado a mis atracones?
Ahora que estoy en medio del ciclón, en plena vorágine
compulsiva, que no soy capaz de comer ni un solo día alimentos que no me compulsen, me ocurre algo extraño, que jamás me había ocurrido.
Antes de OA,osea antes reconocer que era un adiccto, cuando me daba atracones diarios, no dejaba
nada de comida de lo que me compraba en el supermercado horas antes. Y si dejaba
algo era porque mi estómago tiene una capacidad física limitada y no podía comer
ya más. ¡Ojala hubiera tenido el estómago de un ratón!
Ahora en mi compra compulsiva no acumulo tantos productos,
suelo comprar más sano y además ¡Estoy dejando casi la mitad para el día
siguiente! Además ahora ceno, normal, ósea sano y cuando termino, como lo que
haya comprado que me compulsa, normalmente algo dulce, con azúcar y muchos
carbohidratos.
Pero una vez me doy el gusto, miro el paquete y digo: ¿Realmente
hay necesidad de acabármelo todo ahora? ¿Acaso mañana no voy a volver a comer
alimentos compulsivos? Nadie va a quitármelos, así que puedo comer los que me
queden de hoy.
Además no acabo con culpa, porque sé que es absurdo sentir
culpa. Acabo con una sensación normal, de saciedad, sabiendo que lo correcto hubiese
sido no comer asi, pero por otro lado, estoy aprendiendo y estoy enfermo, y
poco a poco veo resultados en este proceso. Además sé que al día siguiente
tengo otra oportunidad, y nadie puede decirme que no volveré al camino de la
abstinencia.
Tal vez, ya no use la comida para autodestruirme, para
destrozarme, para agotarme. Ta vez, es solo la sensación que tengo ahora. Si la
sigo usando para abstraerme, para llenar vacíos, para evadirme de la realidad,
para escapar de responsabilidades y puede que aún quede algo de querer sentirme
especial o diferente, al hacerlo a escondidas.
Próxima parada: El supermercado.
Son las 20:00, salgo del trabajo; me pongo el casco de la
moto, quito la cadena de la rueda y mientras, me voy auto-convenciendo a mí
mismo: ¡VETE A CASA! ¡NO PARES!
Pero según avanzo entre los coches a toda velocidad me va
comenzado a parecer, esa idea de parar en el súper, muy seductora, diría que
incluso magnética e hipnótica.
La hora del atracón se acerca, en mi caso comprende entre
las 20:30 y las 00:00, y un súper a todas luces es de todas, la peor opción estando
en esa franja horaria. Un entramado de ideas manipuladoras inician las estrategias
de minar mi voluntad con las viejas pero efectivas tácticas de engaños del
tipo; Solo por hoy ya mañana empiezas en serio, necesitas comprar urgentemente
cosas para la casa, te mereces un premio, Que mejor plan, barato, fácil y rápido
para acabar el día, que comer viendo un película
tu solo sin que nadie te moleste. O el lamento interior: ¡Si te vas para casa
ahora, no habrás tenido ni un solo premio en todo el día, que triste, otro día
perdido pudiendo acabarlo de mejor manera!
Toda un orquesta de viejos y manidos mensajes que ya me
conozco demasiado bien ¡Y a pesar de ello acabo sucumbiendo una y mil veces más!
Una vez ya dentro del súper, sé de buena mano que estoy
perdido, pero la mente no cesa, y como sabe que siento que estoy en peligro y
contra mi propia “voluntad” ahora los mensajes se tornan en tono tranquilizador;
Compra lo que quieras será solo por hoy, Compra lo justo para ahora, no te
sobrará nada y así mañana empiezas desde cero, Aunque compres mucho y de gran
tamaño no tienes por qué comértelo todo hoy.
Habrá días que compraré más, días que compraré menos. Unos días
hasta sentiré como un éxito personal solo comprar una sola cosa. Pero siempre, siempre,
siempre ¡SERÁ UNA DERROTA! Por una sencilla y verdadera razón: QUE NO LO
NECESITO.
martes, 19 de julio de 2016
El dilema de los picos en la nevera.
Estar enfermo te plantea dilemas cotidianos del tipo: ¿Me
como para almorzar esos picos que me sobraron anoche en un intento de atracón?
¿Y si me los como y despierta en mí al monstro de la galletas que llevo dentro?
¡Va, los tiro por el váter por si acaso! Pero joder, los niños del África
muriendo de inanición y yo voy a tirarlos y verlos como se los traga un
remolino de agua… ¿Qué es peor tirar la comida por el retrete para intentar
salvarse o comer cantidades ingentes de alimentos mientras te vuelves un ser
gris y esquivo?
Si no fuera un enfermo, seguramente los dejaría ahí hasta
que se pusieran malos, ignorados, como hace mi novia, o los iría consumiendo
poco a poco y puede ser que les duraran una semana, tal vez dos. Por supuesto
en el tiempo que yo me zambullo en este dilema ella estaría pensando o haciendo
algo que seguro no tiene que ver con la comida.
Una persona sin esta enfermedad no puede entenderme al igual
que yo no puedo entender a uno de esos enfermos que tiene que caminar por
celdas impares de la calzada o contar hasta 20 mientras se cepillan los
dientes.
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